Friday, May 20, 2005

Reciba de gracia, de Gracia dé

Una mujer joven acababa de dar a luz a su bebé. Después del período de espera requerido de 6 semanas, ella atendió otra vez a la iglesia, esta vez con su bebé. Entre el estudio de la lección y los la hora del Sermón, había una oportunidad para que la congregación reuniera y se saludara. Los miembros estuvieron tan gozosos a la madre y su bebé, que se reunieron todos a su lado. Muy pronto, la llamada para que sentaran para el comienzo del servicio de las 11 se oyó, y el servicio comenzó. Pero justo después de algunos minutos, el bebé, que estuvo una vez contento, comenzó a gritar. Estos no alarmaron a su madre sin embargo, porque ésta era la hora para el bebé comer. Sacando su manta del bolso de pañales, ella la colocó cuidadosamente sobre su hombro, su brazo, y su bebé. Con su mano libre ella cautelosamente y discreto preparado para alimentarlo. En apenas algunos minutos, alimentaron, boto gases y colocó el bebé en su asiento. Sacando una libreta, y la pluma, la madre comenzó a escribir mientras echaba un vistazo en su reloj. "Que curioso," pensó el pastor, pues él observó un comportamiento inusual. No deseando ser distraído, él no continuó mirando en su dirección.

Al final del servicio, el pastor, como era su costumbre, colocándose en la puerta principal para saludar a la congregación que salía. Viendo a la madre joven acercarse, el pastor esperaba poder preguntar discretamente lo que ella escribió. Calladamente, él le preguntó cómo estaban ella y el bebé. No satisfecho con su respuesta, el pastor entonces la preguntó en cuanto a lo que nota que escribió en el servicio. "O," ella respondió, "estoy guardando cuenta en cuanto a cuánta leche toma el bebé y por cuánto tiempo él se alimenta." "Para qué?" preguntó el pastor ahora cautivado a fondo. "Bien," ella contestó, "me prepongo mandarle la cuenta cuando él crezca." Pensando que ella bromeaba, el pastor se rió. Ella sin embargo seguía estando seria, y agrego, "He resuelto una fórmula por la que puedo calcular cuánto él me deberá por los años próximos del amamantamiento, tan bien el uso y me desgaste." "Al paso que él va, él ya me debe varios miles de dólares." "Estoy planeando agregar interés, pero puesto que él es mi hijo, le mantendre una tarifa baja, no he decidido cuánto, pero se que será compuesta, después de todo, pienso que es lo justo, no cree usted?" Sin habla, el pastor quedo parado allí en su asombro, con su boca abierta. La madre joven, tomando eso como su oportunidad dijo, "adiós, estaré de vuelta la semana próxima." Y ella se fue.

"Absurdo!" usted dice. "¿Cómo puede una madre ser tan ridícula de enviarle una cuenta a su bebé por los servicios de amor que deberían ser gratis?" "Cómo podría ella incluso pensar en cargarle interesar, después de que todo él no pidió nacer." Diga usted esto, y usted esta correcto. Las acciones de esa joven mujer deben ser considerados indignantes. Y si ella realmente pone en practica su plan, sería escandaloso. Cómo, nos preguntamos, podría cualquier persona ser tan absurda en pensar que es bueno vender algo como mercancía que fue recibida gratuitamente. ¿Puede ser provechoso, sí, pero bueno? De ninguna manera.

Los sacerdotes judíos en el tiempo de Jesús le vendían a la gente, lo que debe haber sido dado gratuitamente. Esto era especialmente verdad de los animales enlistados para el servicio del santuario. ¿Por qué? Porque, los sacrificios del animal y el regalo de la salvación Dios les había dado por la gracia. La hermana White dice,

Qué fue lo que él vio mientras que él miraba sobre la corte del templo convertida en un lugar de mercancía? Vendían bueyes y ovejas y palomas a las que ofrecerían un sacrificio a Dios por sus pecados. Había muchos pobres entre la multitud, y les había sido enseñados que para tener sus pecados perdonados, deben tener un ofrenda y un sacrificio para presentar a Dios. Cristo vio a los pobres, y los apenados, y los afligido, en apuro y consternación, porque no tenían suficiente para comprar incluso una paloma para una ofrenda. El ciego, el cojo, el sordo, y el afligido, anhelaban presentar una ofrenda por sus pecados, pero los precios eran tan exorbitantes que no podrían alcanzarlos. Parecía que no había ocasión para tener sus pecados perdonados. ¿Ellos sabían que eran pecadores, y necesitaban un ofrenda, pero cómo podrían obtenerla? (Notas de E. G. de White, página 59.)

Los Saduceos controlaban el negocio del templo y se beneficiaban inmensamente. Tenían cambiadores de dinero intercambiando la moneda romana por la moneda del templo, este intercambio era hecho beneficiando con ganancias a los Saduceos. Cuando la gente debía comprar un animal para el sacrificio, este era vendido en un precio exorbitante de modo que solamente el rico podría producir la compra. Esto mantuvo la creencia entre los pobres, tal como antes dicho, que no podrían pedir perdón y que por lo tanto Dios no los favorecía. El dolor y la miseria de los pobres, junto con la avaricia y la maldad de los ricos, rompieron el corazón de Cristo y lo encolerizaron. El perdón de pecados, de iniquidades y de transgresiones debia ocurrir a través de la parábola viva del santuario. Era el único lugar en donde los pecadores podrían encontrar el refugio, la paz y el reposo. Los Saduceos, con su avaricia, cerraron con eficacia la puerta de la esperanza de los pobres. Esta es la razón por la cual marcos 11:15-19 dice,

15 Vinieron, pues, a Jerusalén; y entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas;
16 y no consentía que nadie atravesase el templo llevando utensilio alguno.
17 Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
18 Y lo oyeron los escribas y los principales sacerdotes, y buscaban cómo matarle; porque le tenían miedo, por cuanto todo el pueblo estaba admirado de su doctrina.
19 Pero al llegar la noche, Jesús salió de la ciudad.

"¡Indignante! Escándaloso!" Usted dice, "usted no vería eso suceder ahora." Usted tiene razón, no de manera semejante. Podemos todos ir al templo, pero que tal los centros educativos. Muchas familias no tienen el dinero que sus niños atiendan, así que encuentran otras opciones. O envían a sus niños a la escuela pública local, o si pueden hacer el gasto, encuentran una escuela parroquial de otra denominación, y envían a su niño allí. ¿Qué sucede a los niños de los padres que se atrasan en sus pagos de la escuela? Piden a los niños no volver, y dependiendo de la edad del niño, él o ella puede ser demandado. (Esto le sucedió a alguien que conozco personalmente, pero va contra de lo que enseña Cristo en el escritura a través del Apóstol Pablo.)

Usted dice, "¡Indignante! ¡Escándaloso!" Pero asimilando a los estándares y a las prácticas del mundo con respecto la educación y a la acumulación de posesiones, hemos subido los precios de nuestra propia literatura, predicadores, cantantes, productos vegetarianos y cuidado médico agudo, hasta que es tan caro que solo pocos pueden pagar por el. Cristo dice en Mateo 10:8, "de gracia recibisteis, dad de gracia.." Éste es simplemente otra forma en que podemos ver el evangelio, que es "amor a Dios sobre todas las cosas -- con su corazón alma entero, cuerpo, fuerza y mente, y su prójimo (vecino) como así mismo." Pero, muchos de nosotros no desean practicar esto, porque deseamos beneficiarnos al igual que la ayudante de Eliseo, Giezi. Tal como él convirtió la bendición de Dios (el sanar de la lepra a Naamán) en su mercancía personal financiera, nosotros como grupo, también hacemos igual. Hemos adoptado involuntariamente el sistema de la creencia del mundo con respecto a nuestras mercancías, "quien quiera pueda pagar por lo que estamos vendiendo, y pagará por ello, puede tenerlo." Cómo es lamentable nuestra actitud. El hermano pobre quien en verdad necesita la bendición es a menudo mantenido en la oscuridad, y marginalizado, porque él no puede pagar por la bendición re-empaquetada. Sí, usted puede decir que muchos que son empleados por la denominación no son ricos. Si no como que una institución, la iglesia es rica. Cree que está en la necesidad de nada, porque tiene este mensaje y ese mensaje, y este programa, y ese empuje evangelístico. "La iglesia mundial está creciendo, no puede usted ver?" Aun, mientras como grupo, tenemos estamos satisfechos con nuestra condición, Cristo no. Aun no tenemos nuestro templo del alma limpio otra vez, y nuestros pecados ser borrado para la época de la restauración. Cristo nos ha dado, gratismente, el regalo del arrepentimiento y el perdón. Él simplemente nos ha pedido que creamos y lo recibamos, que la bendición puede rebotar a otras personas. ¡Él ha nos ha dado con Su gracia! ¡De Gracia Reciban y den otra vez -- que nuestro gozo colectivo quede satisfecho!

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