Friday, November 24, 2006

Él Que Hace La Promesa La Cumple

Él Que Hace La Promesa La Cumple

 

El poema “Huellas En La Arena” alegadamente fue escrito en Ingles por Carolyn Joyce Carty en el 1963. Muchos han leído y han sido inspirados por las palabras de este poema. De hecho, trae un cuadro vivo de cómo nuestro caminar cristiano debe ser. En el poema, si recuerdan, un hombre sueña que él está caminando a lo largo de una playa con Jesucristo.  En cierto punto de la caminata él mira detrás y nota que las impresiones en la arena van junto con su vida.  Él también nota que en algunos puntos de su vida hay dos pares de huellas, y en otros hay un par de huellas. Pues él estudia este patrón y él descubre que en lo momentos de su vida más sufridos él solamente ve un par de huellas. Disturbado por este descubrimiento él pregunta a Jesús acerca de ello, “SEÑOR, Tú dijiste una vez, cuando decidí seguirte, que recorrerías a mi lado el camino de la vida, Pero he notado que durante las épocas más amargas de mi vida, Hay solamente un par de huellas. ¡¿No entiendo?! … ¿Por qué cuando más te necesité,… me dejaste solo?”  Entonces el Señor contesto, “Hijo mío, te amo y nunca te deje solo.  Durante las épocas de amargura y sufrimiento que viviste, Cuando ves solamente un par de huellas,… No caminabas solo,…
Era yo que te llevaba en mis brazos.”  ¿Dudamos como este hombre de lo que Dios nos dice?  ¿Dudamos de Sus Promesas?  ¿Dudamos acaso que Dios cumplirá lo que él nos promete? En nuestras condición pecaminosa es muy natural dudar. Sin embargo, al caminar con el Señor, debemos descubrir cada vez más que él cumple lo que promete.

 

Esto significa que no tenemos que ayudar al Señor a cumplir Sus promesas. Consideremos a Abrán, cuando él y Sarai dudaron la palabra del Señor, ellos decidieron tomar el asunto en sus propias manos siguiendo la lógica de la ley de la tierra. Por lo tanto, Abrán engendra Ismael, y con éste nuestros problemas actuales de Medio Oriente.  Es verdad, que la promesa al principio parece implicar a Abrán solamente. En la génesis 12:7 él dice a Abrán, “A tu descendencia daré esta tierra..”  En la Génesis 15:1 - 4 Abrán se encuentra con el Señor, quien confirma otra vez lo que Él le dijo a Abrán en Génesis 12. Leamos este pasaje en Génesis 15,

 

Génesis 15: 1 Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abrán en visión, diciendo: No temas, Abrán; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande.

Génesis 15: 2 Y respondió Abrán: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer?

Génesis 15: 3 Dijo también Abrán: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa.

Génesis 15: 4 Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará.

 

La promesa se dirige otra vez a Abrán. ¿Pero, era la ley de Dios en la edad de Abrán diferente a nuestros días?  ¿Era Abrán y Sarai ignorantes al “no cometerás adulterio?”   La hermana White dice en Patriarcas y Profetas,

 

ABRAHÁN había aceptado sin hacer pregunta alguna la promesa de un hijo, pero no esperó a que Dios cumpliese su palabra en su oportunidad y a su manera. Fue permitida una tardanza, para probar su fe en el poder de Dios, pero fracasó en la prueba. Pensando que era imposible que se le diera un hijo en su vejez, Sara sugirió como plan mediante el cual se cumpliría el propósito divino, que una de sus siervas fuese tomada por Abrahán como esposa secundaria. La poligamia se había difundido tanto que había dejado de considerarse pecado; violaba, sin embargo, la ley de Dios y destruía la santidad y la paz de las relaciones familiares.  El casamiento de Abrahán con Agar fue un mal, no sólo para su propia casa, sino también para las generaciones futuras (Patriarcas y Profetas, pagina 142).

 

Quizás, para que no hubiera mas malentendidos, el Señor decidió hacerle claro a Abrahán que “…Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac;…” (Génesis 17:19).  Después de esto no hay conjeturas de parte de los que ahora se llaman Abrahán y Sara. Esperan al Señor para cumplir su promesa. ¿Pero, qué tal tú? ¿Estás esperando al Señor para cumplir su promesa? ¿O todavía estás conjeturando o especulando sobre lo que te ha prometido Dios?  ¿Todavía te preguntas, “es esto lo qué Dios quiere decir?” ¿Todavía ofreces a ayuda a Dios? Dejamos que esta historia de Abrahán y de Sara pueda ser un ejemplo para ti. Cuando Dios hace una promesa, él la cumple en su tiempo y a su manera.  A través de Isaac, el Señor trajo risas a Abrahán y a Sara.  Te ruego que permitas al Señor que haga lo mismo para ti.

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