Friday, July 02, 2010

La voluntad de Dios

La voluntad de Dios



Pablo tenia intenciones de visitar a Roma en su camino a España, donde esperaba para predicar el Evangelio y establecer una iglesia allí. Leemos acerca de esta en le Libro de Romanos,



Romanos 15:20-27 (Reina-Valera 1960)

20 Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno,

21 sino, como está escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; Y los que nunca han oído de él, entenderán.

22 Por esta causa me he visto impedido muchas veces de ir a vosotros.

23 Pero ahora, no teniendo más campo en estas regiones, y deseando desde hace muchos años ir a vosotros,

24 cuando vaya a España, iré a vosotros; porque espero veros al pasar, y ser encaminado allá por vosotros, una vez que haya gozado con vosotros.

25 Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos.

26 Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén.

27 Pues les pareció bueno, y son deudores a ellos; porque si los gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben también ellos ministrarles de los materiales.



Pablo hizo planes, pero al final el Señor los cambió. El hombre propone, pero Dios dispone. Como leemos en Hechos 28:16 Dios llevó a Pablo a Roma de una manera diferente. Leamos,



Hechos 28:16 (Reina-Valera 1960)

16 Cuando llegamos a Roma, el centurión entregó los presos al prefecto militar, pero a Pablo se le permitió vivir aparte, con un soldado que le custodiase.



¿Qué nos dice este texto acerca de cómo Pablo llegó finalmente a Roma? ¿Qué lección podemos obtener de esto para nosotros mismos acerca de cosas inesperadas y no deseadas que tan a menudo se cruzan en nuestro camino? Vida puede tardar algunos giros muy extraños y a menudo Dios es detrás de ella. ¿Con qué frecuencia nuestros planes, incluso los formulados en la mejor de las intenciones, no salen como anticipó y espera para. El apóstol Pablo, de hecho, consiguió a Roma, pero no fue como se había esperado.

La vida puede dar vueltas muy extrañas. Cuán a menudo nuestros planes, aun los que fueron formulados con las mejores intenciones, no salen como lo habíamos esperado. El apóstol Pablo, de hecho, llegó a Roma, pero probablemente no como él había deseado. Cuando Pablo llegó a Jerusalén después de su tercer viaje misionero, llevando la ofrenda que las congregaciones de Europa y Asia Menor habían dado para los pobres, lo aguardaban eventos inesperados. Fue arrestado y atado con cadenas. Después de haber estado preso en Cesarea durante dos años, apeló a César. Unos tres años después de su arresto, llegó a Roma, y (podemos suponer) no de la manera que él deseaba cuando escribió la carta a la iglesia de Roma años antes, contándoles de su intención de visitarlos.



Sabemos que Pablo se esforso “a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno, " Romanos 15:20. Pero, fue ;a voluntad de Dios que Pablo construyese un fundamento en Roma. Como se mencionó anteriormente, Pablo llegó a Roma, pero no de la manera pensaba.



El Trabajo de Pablo también dio un giro diferente. Pablo humildemente acepta su destino. Él Se llamó a sí mismo un prisionero de la Cristo. Dos citas de Ellen White muestran cómo el trabajo de Pablo fue más efectivo ahora que antes.



“Así, aunque aparentemente ajeno a la labor activa, Pablo ejerció más amplia y duradera influencia que si hubiese podido viajar libremente de iglesia en iglesia como en años anteriores. Como preso del Señor, era objeto del más profundo afecto de parte de sus hermanos; y sus palabras, escritas por quien estaba en cautiverio por la causa de Cristo, imponían mayor atención y respeto que cuando él estaba personalmente con ellos” (HAp 374, 375).



“No por los discursos de Pablo, sino por sus prisiones, la atención de la corte imperial fue atraída al cristianismo; en calidad de cautivo, rompió las ligaduras que mantenían a muchas almas en la esclavitud del pecado. No solo esto, sino que, como Pablo declaró: ‘Muchos de los hermanos en el Señor, tomando ánimo con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor’ (Fil. 1:14)” (HAp 383).



Aparentemente, Pablo llego a Roma de la manera y en el tiempo que Dios ordeno. Como leemos en las citas de Elena White, el método Divino fue más eficaz que la forma en que Pablo había planeado en primer lugar. ¿Estamos tan dispuestos como Pablo a someternos a la voluntad de Dios?

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