Thursday, August 12, 2004

Incluso Oraremos Por Ellos

Comentario Acerca De La Lección De Escuela Sabática

En los Evangelios leemos que Jesús fue llevado al Sumo Sacerdote y a Pilatos. Leemos cómo ellos lo humillaron públicamente, e hicieron un espectáculo de Él. A pesar del ridículo tribunal, Jesús no nunca les faltó el respeto a ninguno de ellos (Juan 18:21-23; 19:11.) Él nunca les faltó el respeto a ellos incluso durante su ministerio por tres años, aunque ellos a Él sí, y planearon su asesinato. Contrario al Sumo Sacerdote y los Fariseos, Jesús practicó lo que Él predicó. Él les devolvió la otra mejilla (Mateos 5:39), y Él confió en el Espíritu para traer a su mente lo qué iba a decir (Juan 14:26.) Leemos estos pasajes y nos preguntamos: ¿Podríamos hacer nosotros eso? Él dice en su palabra que podré, si permanezco en Él. ¿Pero en realidad creo eso? ¿En realidad le creo a Él?

Al examinar nuestros problemas sociales y políticos en los Estados Unidos de América (EEUU), tanto extranjeros como domésticas, esperamos que ésos que hemos elegido para hacer el trabajo de manejar estos problemas lo harán. (En muchos de sus países no hay elecciones, por lo tanto la medida en que se puede fiscalizar el gobierno es mínimo.) En EEUU, miramos a nuestros políticos y oficiales del gobierno para proporcionar escuelas adecuadas, tratamiento médico, hogares, proteger a nuestros trabajadores y así sucesivamente. ¡O, cuan decepcionados quedamos a menudo, y que tan humanos son! Deseamos y esperamos tanto, sólo para descubrir cuan corruptos, codiciosos, volubles, egocéntricos, y orgullosos son. A través de los años, hemos aprendido cómo son de ineficaz sus métodos para ocuparse de las dolencias verdaderas dentro de nuestra sociedad. Ocasionalmente nos sentimos traicionados, violados, y enojados con ellos. Perdemos toda la confianza en ellos y su sistema. Nos volvemos cínicos, y nos sentimos tentados a criticar, acusar, y chismear. ¡O, cuan humanos somos!

Dios dice que Él quita y pone reyes (y a otros líderes.) Pablo y Pedro indican que Dios designa a líderes para sus propósitos, y nosotros sabemos que su objetivo dominante es "buscar y salvar el perdido." Puesto que en última instancia Dios designa a los líderes a sus puestos, haríamos bien en someternos a su autoridad. Cuan difícil es esto para nosotros, porque como seres humanos nuestra naturaleza pecaminosa, siempre nos impulsa hacia el control. Deseamos estar en control. Mientras que Dios puede autorizar la desobediencia civil, Él estipula que debemos obedecer las leyes de la Tierra a menos que esa ley o legislación esté opuesta a Su ley Real. Incluso entonces, debemos orar por los líderes, para que puedan tener un cambio de corazón, y "sean declarados justos en el juicio." Hoy, muchos cristianos piensan, que el mandato antedicho "pudo haber trabajado bien en los tiempos de Pablo y Pedro, sin embargo, ¿requiere Dios esto de nosotros hoy? Después de todo Pablo y Pedro nunca conocieron al líder de mi país.

La Hermana White dice de Jesús,

El gobierno bajo el cual Jesús vivió era corrupto y opresivo; en cada mano estaba el griterío de abusos cometidos -- extorsión, intolerancia, y crujiente crueldad. Con todo esto el Salvador no procuró ninguna reforma civil. Él no atacó ningún abuso Nacional, ni condenó a enemigos nacionales. Él no interfirió con la autoridad o la administración de ésos en poder. Él que era nuestro ejemplo guardó distancia de los gobiernos terrenales. No porque Él era indiferente a las aflicciones de los hombres, pero porque el remedio no yacía en medidas simplemente humanas y externas. Para ser eficiente, la curación debe alcanzar a los hombres individualmente y debe regenerar el corazón.

El foco de Jesús era la ley y voluntad de su Padre. Cuando convino con la ley de la Tierra, no hubo ningún problema. Cuando discrepó con la ley de la Tierra, él ayunó y oró. Muchas veces Él se escapó de la multitud cuando desearon matarle o hacerle rey (Juan 6:15.) Cuando Mardoqueo enfrentó a la reina Ester con la inminente crisis (el asesinato de todos los judíos que vivían en la región), ella pidió que él (y la gente) ayunaran y que oraran (Ester 4:16.) Ella no tomó acción hasta que, siendo purificada de todo motivo pecaminoso, oyó del Señor. Notemos que no hubo reuniones, piquetes, marchas, o huelgas. No se debe entender por esto que Dios no utilizará estos métodos, sino que simplemente no era la voluntad de Dios para la solución del dilema de Ester. Ester fue a Dios primero, y entonces procedió a actuar según el plan de Dios. Nuestra naturaleza pecaminosa desea actuar inmediatamente. Tal como Pedro, sacamos nuestra espada para cortar el oído del soldado (Juan 18:10), u ofrecemos orar por el fuego del cielo para quemarlos a todos (Lucas 9:54.) No es sorprendente que oremos presuntuosamente para que Dios bendiga el plan de acción que hemos elegido, y después procedamos como si fuera Su plan. Sin embargo, Dios condena la presunción. ¿Cómo lo hizo Ester? ¿Cómo lo hizo Jesús? ¿Cómo se refrenaron de tomar las riendas en sus propias manos, y aún respetar a ésos en autoridad?

Hay solamente una respuesta. La Biblia dice que Jesús estaba lleno del Espíritu Santo (Lucas 4:1.) El Espíritu Santo le dio el poder de amar incondicionalmente (ágape) a ésos en poder político que lo oprimían. El Espíritu Santo le dio el poder a Jesús (y a Ester) para respetar y honrar a los que Su Padre había designado para liderar a la gente, incluso cuando emplearon mal su posición. Jesús nos ha prometido el Espíritu Santo. Y, si por fe lo aceptamos, no tan solo intelectualmente, pero en verdad que entre en nuestros corazones endurecidos, él nos dará poder también. Con su poder, podremos amar a otros incondicionalmente, tan bien como respetar y honrar a ésos en posiciones de poder, incluso cuando emplean mal su autoridad. Incluso, seremos capaces y querremos orar por ellos. ¿Permitirás que el Espíritu Santo realice ese cambio en ti?

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