Friday, March 28, 2008

La Naturaleza Del Amor Por Otros

A un Pastor se le preguntó una vez acerca de las personas que muestran pancartas
con "Juan 3:16" escrita en ellas. Algunas de estas personas mostrando estas
pancartas eran muy enérgicas e insitian de manera vehemente que otros supieran acerca
del contenido de este versículo, pero ellos no parecian muy amorosos. El pastor ponderó la cuestión por unos momentos. Él miró hacia abajo en su Biblia, la abrió y comenzo a buscar un verso. Entonces él dijo, "voy a leer del libro de Juan capitulo 13, versículos 34 y 35. Dice la palabra de Dios,

34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.
35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.

Quizas estas personas que se empeñan en empujar a Juan 3:16, pero no muestran el
amor de Dios a los demás deberían leer este verso y el homólogo de Juan 3:16
en 1 Juan 3:16, "En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.” Es igualmente importante.
Juan también dice en 1 Juan 4:20, "Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?" Es importante saber esto, si Dios es amor, y habita en ustedes, entonces Su amor mora en ustedes, y Su amor fluirá de ustedes a otros. Y, ¿cómo sabemos que alguien nos ama de verdad? Sabemos que nos aman, porque están dispuestos a morir por nosotros, así como Cristo murió por nosotros. Esta voluntad sólo puede existir cuando Cristo habita en nosotros."

Nos suelen decir que Juan 3:16 es una buena noticia. Y, esto es verdad. Pero, no termina ahí. Cristo quiere morar en ti - como el Espíritu Santo habitó en El - de modo que nosotros podamos vivir con Él para siempre. Como Él mora en ustedes, a través del Espíritu Santo, Él los
transformara, de una persona egoísta, egocéntrica y ego maniaca a una persona que está dispuesta a morir para que otros - incluso por los que te odian o por esos a los cuales tu no les importa. Cuando Cristo nos transforma, estamos dispuestos a hacer por los demás lo que Cristo hizo por nosotros. Él murió por nosotros mientras éramos aún Sus enemigos, pecadores, o impíos (Romanos 5:8).

No estamos necesariamente hablando de la bondad y la dulzura. Se Puede ser amable y dulce hipócritamente. También se puede tener motivos equivocados. Esto es especialmente cierto cuando se espera una recompensa. El ágape no es necesariamente bondad o sentimentalismo, sino una voluntad de poner a otros primero, incluso, a un costo para nosotros.

Tal vez la más eficaz demostración de ágape fue el efusivo acto de amor de una mujer hacia Jesús. Leamos la historia en Mateo 26: 6 - 13,

6 Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso,
7 vino a él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa.
8 Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio?
9 Porque esto podía haberse vendido a gran precio, y haberse dado a los pobres.
10 Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? pues ha hecho conmigo una buena obra.
11 Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis.
12 Porque al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura.
13 De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.

Sabemos de otros pasajes en los evangelios que lo que hizo esta mujer fue un acto de
amor - ágape. Ella lo hizo porque estaba agradecida a Cristo por perdonarla y ella quería honrarlo a Él. Para la mayoría de los presentes su acto fue un escándalo. Pero, cuando ella comenzó a verter el aceite, a ella no le importó lo que otros pensaban. Ella había llegado a un punto en el que el yo no le importaba. Ella siguió lo que el Espíritu Santo le impulsó a hacer. Cristo, sin embargo, elogió su trabajo como bueno. ¿Hemos llegado al punto nosotros mismos de seguir la petición del Espíritu sin tener cuidado lo que piensan los demás? Eventualmente, los discípulos llegaron a ese punto. De hecho, podríamos decir, que el escandaloso acto de honor que hizo María para Jesús, finalmente los discípulos lo hicieron a los pobres a quien le predicaron después que Jesús ascendió. Si amamos a Dios en verdad vamos a amar y honrar a aquellos a quienes Dios nos envía, como si estuviéramos amando y honrando a Jesús.

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