Friday, December 03, 2004

El Hacer Justo

Has escuchado mencionar a la ley de Murphy? Dice que todo lo que pueda ir mal, ira mal. Parece ser que muchas ocasiones esta ley es correcta. Un día sentado en un restaurante vi una lista de eventos donde esta ley aplica. Algunas de estas frases le resultaran familiares. Por ejemplo, un banco le aprueba un préstamo, si usted puede probar que no lo necesita. Cuando se le cae una rebanada de pan casi siempre el lado donde puso la mantequilla cae al suelo. En mi experiencia, casi nunca dejo caer comida un mi ropa, excepto cuando estoy bien vestido. Por supuesto, siempre sucedía en sábado en el almuerzo de la iglesia, para que todos los hermanos vieran mi camisa o corbata manchada de grasa. Para hacer la situación peor no había harina de pan para absorber la grasa en la corbata. Como entonces se saca la mancha de grasa de una corbata de seda? El cleaners no la garantiza. No hay seguridad de que los detergentes caseros trabajen. Y, no puedes cortar la tela donde esta la manca y seguir usando la corbata. Si realmente te gusta la corbata, remplazarla no siempre es una opción. En un sentido todos somos corbatas manchadas. Estamos manchados con el pecado. No hay, ni habrá, nada en el mundo para sacar esa mancha. Solo la preciosa sangre de Cristo puede limpiarnos de pecado.

En Daniel 8:14 la palabra en hebreo para restauración viene de una palabra común que significa "hacer bien". Así que para limpiar el Santuario de nuestros pecados, hay que restaurarlo para que quede bien. Esta palabra bien es lo que traducimos al español como Justicia. Restaurar el Santuario es volver a hacerlo Justo. Esto es lo que esta sucediendo en la Era de Expiación Cósmica del Santuario Celestial. El Juicio investigador de Daniel 7 y este proceso de expiación es el mismo proceso. La Hermana White lo llama el gran día de Juicio,

En el ministerio del tabernáculo Terrenal, que servia como ejemplo y tipo de cosas celestiales, se abría el lugar santísimo solo en el gran día de expiación, el día de Juicio típico, separado para la restauración (limpieza) del santuario. (E. G. Notes 67-68)

Todo ser que ha vivido y que vive en esta tierra esta siendo investigado. Cualquier ser humano con pecados no confesados y por lo tanto de los cuales no se han arrepentidos, serán borrados del libro de Vida del Cordero. Es esta una era solemne la que vivimos. Es este un proceso muy serio. Dice la hermana White,

Mientras los libros de memorias son abiertos en el Juicio, las vidas de todos los que han creído en Jesús son revisados ante Dios. Empezando por aquellos que primero vivieron en la Tierra, nuestro abogado presenta los casos de cada generación sucesiva, y termina con los que viven. Cada nombre es mencionado, cada caso investigado detalladamente. Nombres son aceptados, nombres son rechazados. Cuando alguien tiene pecados aun en el libro de Memorias, sin arrepentimiento y sin perdonar, sus nombres serán borrados de el Libro de Vida, y su récord de obras buenas (justas) serán borradas del libro de Memorias de Dios. Dios declara a Moisés, “Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro.” (Éxodo 32:33). Y dice al profeta Ezequiel, “Mas si el justo se apartare de su justicia y cometiere maldad, e hiciere conforme a todas las abominaciones que el impío hizo, ¿vivirá él? Ninguna de las justicias que hizo le serán tenidas en cuenta; por su rebelión con que prevaricó, y por el pecado que cometió, por ello morirá.” (Ezequiel 18:24).

Todos los que se han arrepentidos en verdad de pecado, y por fe reclaman la sangre de Cristo como su sacrificio expiatorio, al lado de sus nombres en los libros del cielo se ha escrito perdonado; ellos han tomado parte en la Justicia de Cristo, y sus caracteres son encontrados en armonía con la ley de Dios sus pecados serán borrados, y ellos serán declarados como merecedores de vida eterna. El Señor declara, a través del profeta Isaías, “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.” (Isaías 43:25). Dice Jesús, “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida,(1) y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.” “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. 33 Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.” (Apocalipsis 3:5, Mateo 10:32,33) (E. G. White Notes 69-70).

Nuestros santuarios (Mentes) deben también ser restaurados (Hechos Justos) para permanecer en el Libro de Vida. Cristo, a través de su Espíritu, debe morar en nosotros santificándonos. El Espíritu Santo de toda tendencia pecaminosa (cultivadas y hereditarias) haciéndonos mas y mas como Jesús. Esta palabra Expiación puede ser redefinida como el proceso de hacernos uno con Dios. Para que este proceso ocurra debemos transferir nuestro pecado al Cordero que quita toda pecado del mundo, que fue sacrificado desde el principio. El derramó su sangre para pagar nuestra deuda de pecado (Levíticos 17:11, Hebreos 9:22). Su sangre nos limpia de todo pecado (Colosenses 1:14). Cristo, en torno, toma nuestro pecado y nos da su Justicia. Esto sucede cuando confesamos nuestros pecados a El (Juan 1:9). Este proceso debe suceder mientras tengamos vida en este planeta. Solo al someternos al proceso por fe, podremos vivir eternamente.

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