Friday, April 14, 2006

Conducido por el Espíritu o conducido por el Yo

Pregunte a cualquier persona acerca del tipo de persona que admiran y la mayoría de las veces usted conseguirá la misma lista de cualidades. Nombran a alguien que es un luchador, independiente, resuelto, líder, asertivo, seguro de sí mismo, persistente, insistente, creen y tienen fe en si mismo. Éstos son los individuos que lucharon contra todas las probabilidades para alcanzar sus metas y para satisfacer su propósito. Trabajan difícilmente para lo que tienen, y no pidieron a nadie favores, y no le deben a nadie. Pero, note que todas las cualidades están basadas en elogiar y afirmar el yo.

En contraste tenemos a Jesús. Sí, Él lucho muy fuerte contra todas las probabilidades. Pero ni una vez Él utilizo su propio poder para hacer cualquier cosa. Él nunca se afirmó si mismo, Él afirmó su sumisión al Espíritu Santo. Vamos a leer algunos versos que demuestren lo que quiero decir. En Isaías 11:2 leemos, " 2 Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová..." En Juan 9:4 leemos lo que Cristo dice de si, " Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar." Lucas dice en el verso 1 del capítulo 4 que, " Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto " Isaías profetiso que Él diría de si, esto,

1 El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos,(A) a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;
2 a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová,(B) y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados;

En el evangelio de Juan, Jesús es citado diciendo que Él nunca hizo su propia voluntad. Vamos a leer,

38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
39 Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.
40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.

Los pasajes de la Biblia dicen que el Espíritu en todas las cosas dirigió a Cristo. Algunos versos dicen que el Espíritu lo condujo y otros dicen que el Espíritu envió a Cristo. Puesto que la Biblia dice que Cristo hizo lo que el Espíritu pidió que Él hiciera, éste significa Cristo estaba dispuesto a hacer lo que el Espíritu pidiera, y podemos concluir que Cristo no fue conducid por el yo. Las cualidades de Cristo quedan contrastadas con esas cualidades descritas anteriormente. Todas las cualidades del hombre que se hizo a si mismo no aplicaron a Él. Él no abrió sus propias puertas, Él no era independiente, seguro de sí mismo, ni creyó Él o tenía fe en si. Él confiaba en, dependía de, y tenía fe y creía en esu padre y el Espíritu santo. Cristo nunca hizo su propia voluntad. Él oró que el Padre le revelara su voluntad a Él, e hizo tal como el padre le pedía hacer. Cristo nunca pidió que el Padre bendijera sus planes; Él no tenía ningunos planes propios. En lugar Él siguió los planes dados a Él por el Espíritu Santo.

¿Qué tal de nosotros? ¿Somos nosotros conducidos por el yo o conducido por el Espíritu? Las palabras de Romanos 8:14 tienen la respuesta, " 14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios." Note la cláusula condicional al principio del verso. No dice que eso si somos niños del dios, después el Espíritu nos conducimos. No, dice realmente que los que son conducidos por el Espíritu son hijos e hijas de Dios. ¿Está Usted permitiendo que el Espíritu de Dios more en usted y le conduzca? Ruego y espero que usted considere esta pregunta en oración. No nos engañemos en el pensamiento de que si hacemos las cosas correctas - guardar el Sábado, pagar los diezmos, estudiar nuestra lección, etc. - somos hijos e hijas de dios. Nada de eso importa a menos que seamos conducidos por el Espíritu a hacerlo.

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