Friday, April 21, 2006

Una promesa condicional

Tal como la mayoría de los niños a Andy le encantaba el postre. Él siempre anticipaba el postre. Él especialmente amaba el helado. Pero, sus padres tenían una regla y eran insistentes en ella. La regla era que él se comiera todos sus vegetales antes de que él pudiera comer el postre. Él no tenia gusto de los vegetales tanto como del postre. De hecho Andy pensaba que si él pudiera comer el postre en vez de sus vegetales él sería muy feliz. Pero, sus padres nunca lo dejaban. Ellos eran muy estrictos sobre su regla. Andy por supuesto, pensaba que si él pudiera no comer vegetales él podría comer más postre. Él solo pensaba que sus padres le estaban dando un mal rato.

Un día Andy decidió desafiar a sus padres. Él no comería vegetales ese día. Sus padres insistieron, pero mientras mas insistían más Andy los desafiaba. Después de un rato lo dejaron solo. Y él pensó, "Gane la batalla." Pronto cada persona en la mesa estaba lista para el postre. Removieron los platos, incluyendo el plato de Andy con los vegetales. Después de esto, cada un en la mesa recibió un tazón lleno de helado. Andy pensó, "Ahora sí puedo comer mucho más que lo que generalmente como porque mi estomago no esta lleno." Pero, para su sorpresa no le dieron ningún tazón lleno de helado. Él pregunto, "¿Donde está mi helado?" El papá lo miro con una mirada muy severa, diciéndole, "Tú decidiste no comer tus vegetales, así que por lo tanto no tendrás ningún helado." Andy miro a su papá sorprendido. Él pregunto, "¿si yo ahora como mis vegetales, me darían un poco de helado?" Su madre contesto, "¿Y qué vegetales comerías, Andy?" Él miro a la mesa y realizó que le habían quitado su plato. Era demasiado tarde para Andy. Él estaba muy triste ese día. Él aprendió una lección muy dura. Los padres de Andy solo satisfarían la promesa del helado a Andy, si él hubiese comido sus vegetales.

El título de la lección de esta semana es "La Promesa del Espíritu." Vemos en las Escrituras que nos es prometido. Todavía, no vemos ninguna indicación que Dios ha cumplido su promesa. ¿Ha guardado Dios su palabra? ¿O es que nosotros como Andy no hemos cumplido la condición para que Dios guarde su promesa? Hebreos 1:9 puede darnos la respuesta. Este verso dice sobre Jesús,

Hebreos 1:9 Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros

Este verso es un ejemplo perfecto del concepto de causa y efecto. La expresión "por lo tanto" significa: Por esa razón o por esa causa; por lo tanto. Lo que esto significa es que la primera cláusula de la oración causa la segunda cláusula. Sabemos que el aceite representa el Espíritu Santo. Y el término - compañeros - refiere a los socios de Jesús - nosotros. Es decir Cristo fue ungido con el Espíritu Santo más que nosotros, porque Él odió la iniquidad y amó la justicia. No porque Él era Dios, pero porque como el hijo del hombre, que asumió la semejanza del pecado, Él odió la iniquidad y amó la justicia.

Esto implica que la razón por la que no se nos ha ungido ni llenado con el Espíritu Santo, tanto como era Jesús, porque amamos iniquidad y odiamos la justicia. En otras palabras rendimos a nuestros deseos pecaminosos y nos oponemos al Espíritu Santo que incita para convencernos de pecado. Esto puede contestar el porqué Dios no ha contestado nuestro oración para verter la lluvia tardía. Si Él nos llenara del Espíritu mientras que todavía estamos acariciando pecado, nos consumiría o mataría. Recuerden que ningún pecador puede ver a Dios y vivir.

¿Qué tal los discípulos? ¿No fueron ungidos con el Espíritu y fuego? Sí, ellos fueron. ¿No eran pecadores también? Sí, lo eran. Sin embargo, durante los días que pasaron esperando en el compartimiento superior, ellos se vertieron sobre las Escrituras, orando, y al ser convencidos de pecado, se rindieron al llamado del Espíritu Santo. Mientras que se rendían a la convicción del Espíritu, se confesaron y se arrepintieron. Cuanto más se rendían a la convicción del Espíritu, confesaban, y arrepentían, más el Espíritu Santo moraría en ellos y ellos en el Espíritu. Este proceso continuó hasta que el Espíritu los llenó tanto de su presencia, que virtualmente se convirtieron en uno con el Espíritu tal como Cristo era uno con el Padre. Una vez que fueran uno con el Espíritu los discípulos se convirtieron corporativamente en uno. Todos abandonaron deseos egoístas, egocéntricos, y de grandeza. Una vez que permitieran que el Espíritu les demostrara todas las cosas desde la perspectiva de la cruz, como Pablo, todas las cosas se convirtieron en desperdicio y Cristo se hizo su todo.

¿Debemos orar para el cumplimiento de la promesa del Espíritu? No a menos que deseamos morir. ¿Qué debe ser nuestra oración? Debe ser que nos rindamos al llamado del Espíritu de convencimiento de pecado. La oración debe ser que confesamos nuestros pecados y nos arrepintamos. Como con los discípulos, cuanto más hagamos esto, más el Espíritu morará en nosotros. Y, será asi que un día seremos tan llenados del Espíritu que seremos uno con Él, y Él uno con nosotros. Y, por lo tanto seremos uno con los que sean uno con el Espíritu Santo.

No comments: