El Pecado Afectó La Naturaleza

El Pecado Afectó La Naturaleza

¿Afectó el pecado a la naturaleza? ¿Si es así, cómo es que el pecado ha alterado la naturaleza? Para contestar esta pregunta dos pasajes vienen a la mente. Uno se encuentra en la génesis 3 (versos 17, 18, 22, y 23). El otro es por La hermana White en patriarcas y profetas (páginas 59 y 60.) Leamos primero en génesis 3,

17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.
18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.
22 Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre.
23 Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado.

Antes de la caída, el hombre se alimentaba en un jardín plantado por Dios. Ahora el hombre tendría que trabajar para comer en un ambiente que será hostil hacia él. Mientras que en el jardín todas las cosas estaban sometidas a él, ahora él debia domesticarlo. El hombre trabajó el terreno, y la tierra respondió con las espinas y los cardos. Según el autor de la lección, el `Antes de la Caída, solo se encontraban plantas hermosas o útiles sobre la tierra. Dios "nunca creó una espina, un cardo o la cizaña. Esos son obra de Satanás, el resultado de la degeneración" (6 T 186).'

Mientras Adán vivió en el jardín él podía comer de cualquier árbol incluyendo el árbol de la vida (excepto, por supuesto, el árbol de la ciencia del bien y del mal). Ahora él podía comer la fruta de cualquier árbol, excepto el árbol de la vida - Dios protegió este árbol. Ahora, en vez del árbol de la vida el hombre debe comer las plantas del campo (Génesis 3: 18).

Ahora vallamos a la Hermana White en Patriarcas y Profetas,

“Bajo la maldición del pecado, toda la naturaleza daría al hombre testimonio del carácter y las consecuencias de la rebelión contra Dios. Cuando Dios creó al hombre lo hizo señor de toda la tierra y de cuantos seres la habitaban. Mientras Adán permaneció leal a Dios, toda la naturaleza hubiera estado. Pero cuando se rebeló contra la ley divina, las criaturas inferiores se rebelaron contra su dominio. Así el Señor, en su gran misericordia, quiso enseñar al hombre la santidad de su ley e inducirle a ver por su propia experiencia el peligro de hacerla a un lado, aun en lo más mínimo.” (Patriarcas y Profetas 43 - 43).

Hemos visto a menudo pinturas representar a Cristo con niños y las no más bestias salvajes que pastaban con ellas y a veces con las que en este mundo serían su presa. Qué contraste! Ahora el hombre debe protegerse contra las bestias que eran una vez amistosas hacia él.

La naturaleza todavía tenía una más lección para Adán y Eva. De hecho, ellos no estaban listos para qué lo que sucedería después. La hermana White dice que, Cuando vieron en la caída de las flores y las hojas los primeros signos de la decadencia, Adán y su compañera se apenaron más profundamente de lo que hoy se apenan los hombres que lloran a sus muertos. La muerte de las delicadas y frágiles flores fue en realidad un motivo de tristeza; pero cuando los bellos árboles dejaron caer sus hojas, la escena les recordó vivamente la fría realidad de que la muerte es el destino de todo lo que tiene vida” (Patriarcas y Profetas 62).

No es ninguna sorpresa que Pablo diga en Romanos 8: 22, “Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora.” La naturaleza fue afectada por el pecado también, y al parecer está gritando hacia Dios para que corrija el problema del pecado. La naturaleza no puede hacer nada sobre ello, pero nosotros podemos. Podemos aceptar la salvación que es nuestra en Cristo por la gracia a través de la fe. En Cristo podemos mirar hacia adelante anticipando al día en que vivamos por siempre voluntariamente sometidos a Cristo. Y, la naturaleza nunca morirá y será nuevamente amistosa hacia nosotros.